jueves, 14 de julio de 2011

Encontrando (o no) a Dios en la cosmología moderna (parte IV): La racionalidad matemática del universo


“El hecho mismo de que la totalidad de nuestras experiencias sensoriales sea tal que puede ser ordenada por medio del pensamiento (operaciones con conceptos, y la creación y uso de relaciones funcionales definidas entre ellos, y la coordinación de las experiencias sensoriales con estos conceptos), este hecho es algo que nunca entenderemos. Uno puede decir que ´El eterno misterio del mundo es su comprensibilidad´”
Einstein. A. (1936) pp. 313-347

Al igual que en los casos anteriormente expuestos, la relación entre las matemáticas y la realidad es un tema bastante antiguo. Sin embargo, ha necesitado del desarrollo de la rama probabilística de las matemáticas y de la mecánica cuántica para que se actualizara y tomara forma como argumento moderno.

Considerando la física pre-cuántica, la gran probabilidad de un suceso es suficiente para que ocurra, sin embargo las bajas probabilidades requieren de alguna justificación especial. En la teología natural clásica, esta justificación especial venía siempre apelando a la acción directa de Dios, obteniendo así al Dios de los huecos, es decir, un Dios solo necesario para explicar lo que no era posible explicar por medios naturales[2]. Sin embargo, esto cambió con la llegada de la mecánica cuántica, donde la estructura en la cual los procesos cuánticos ocurren (el espacio de Hilbert) se revela de naturaleza probabilística. Desarrollos posteriores en la teoría del caos han demostrado que no solo se pueden mostrar los efectos de la teoría cuántica en escalas pequeñas, sino que estos se extienden en todo el universo, incluyendo el mundo macroscópico. Este hecho sin duda tiene repercusiones teológicas, entendiendo la aleatoriedad y la probabilidad no como un competidor de Dios, o como los huecos que este debe completar, sino como la herramienta con la que Dios pudo crear el mundo. Sin embargo, estos huecos siguen existiendo, ya que al no haberlos, no habría espacio para un creador (habríamos dado con la ansiada Teoría del Todo que tan afanosamente buscan los científicos).

Lo que no sabemos es si el carácter probabilistico de la mecánica cuántica se debe bien a una propiedad innata de la Naturaleza o a un sesgo cognitivo humano fruto del proceso evolutivo. Coyne y Heller apuestan por una solución a medio camino, distinguiendo de ese modo entre dos tipos de huecos. Por un lado, huecos espurios, que son lagunas del conocimiento humano provocadas por sesgos o información incompleta, que serán completados con el tiempo cuando la ciencia desarrolle esos campo y cubra esos huecos. Por otro lado, existen huecos genuinos, huecos que son innatos a la Naturaleza, sin respuesta en ella y cuya mejor explicación es la acción de Dios. Coyne y Heller identifican tres clases de estos huecos genuinos.

  • Hueco ontológico: es el hueco del vacío a la pregunta Leibniziana ¿por qué existe algo en vez de nada? Aún cuando dispusieramos de una Teoría del Todo, siempre quedaría la duda de cómo esa teoría fue implementada, quién diseño las ecuaciones que llevaron a la creación.
  • Hueco epistemológico: ¿por qué es comprensible el mundo? La ciencia supone la inteligebilidad del mundo, pero como bien saben los filosofos de la ciencia, la inferencia deductiva está lejos de ser una explicación lógica completa.
  • Hueco axiológico: conectado con el sentido y valor de cada cosa que existe. Si el universo está impregnado de sentido y valor, y tiene un fin en sí mismo, este fin escapa a la ciencia.

La perspectiva teleológica resuelve estos tres tipos de huecos, ya que existencia, racionalidad, inteligibilidad y teleología son distintas caras de la misma moneda.



[1] Coyne & Heller (2008) para un desarrollo más amplio de esta sección.
[2] Soler Gil (2005) pp. 157-177 para una ampliación sobre el Dios de los huecos.


Coyne, G. & Heller, M. (2008) A comprenhensible universe. The interplay of Science and Theology. New York, Ed. Springer.
Soler Gil, F. J. (2005) Dios y las cosmologías modernas. Madrid, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos.

miércoles, 6 de julio de 2011

Encontrando (o no) a Dios en la cosmología moderna (parte III): El principio antrópico

Veamos ahora uno de los argumentos más utilizados por los teístas para defender la existencia de Dios con bases cosmológicas: el ajuste fino del universo.

“Uno de los más sorprendentes descubrimientos de las ciencias naturales modernas es la relación entre los
valores de las constantes físicas fundamentales, que determinan nuestro Universo, y la existencia de vida.
Nunca habría pensado que los descubrimientos de la astrofísica y cosmología modernas pudieran tener algún significado para disciplinas tan lejanas como la filosofía y la teología (...). Este significado y sus efectos,de que la investigación física moderna mani!estamente tiene para otras disciplinas del saber, derivan sobre todo del hecho de que los valores de las constantes físicas fundamentales en el Universo parecen ajustadas y favorecidas de tal manera que hacen siquiera posible la existencia de la vida. Si el valor de no pocas constantes de la naturaleza fuera diferente del que tiene en nuestro Universo, habría surgido un Universo muerto y estéril, sin vida. Esta circunstancia se conoce como “Fine-tuning Cosmológico” en las ciencias naturales; “Principio Antrópico” en la filosofía y pertenece para los teólogos al capítulo del “Diseño Inteligente” (...) Para mí, los nombres “Fine-tuning Cosmológico”, “Principio Antrópico” y “Diseño Inteligente” son a final de cuentas solamente diferentes concepciones y explicaciones del mismo fenómeno.”
Oberhummer (2008) pp. 139-140

Tal como nos dice Oberhummer, y tal como pasaba también en el problema del origen visto en la sección anterior, este problema del ajuste fino es también uno de los problemas repetitivos de la filosofía, y se conoce con varios nombres según la disciplina que lo estudia. Bien hablemos de ajuste fino cosmológico en ciencias naturales, Principio Antrópico (fuerte y débil) en filosofía o Diseño Inteligente en teología, la pregunta es: ¿existen razones para creer que hay un ser inteligente que entiende los efectos producidos por la interacción de los diferentes elementos del universo gobernados por una serie de leyes y constantes universales, de tal forma que haya podido ajustar estas leyes y constantes para la obtención de unos resultados concretos en el universo?

La mayoría de los científicos (teístas o ateístas) no discuten el hecho del ajuste fino en sí, es decir, constantes y leyes cosmológicas que adquieren unos valores que hacen que sea posible el desarrollo de la vida[1]. Entre otros ejemplos de estas variables ajustadas tenemos[2]:

1. El valor inicial de en el Big Bang permitió la formación de estrellas y galaxias en el Universo;
2. La producción y preservación de protones en el Big Bang permitió que hayan surgido átomos estables;
3. La fusión nuclear en estrellas de larga duración y tamaño del Sol fue posible por las relaciones de fuerza relativa de las fuerzas gravitacional, electromagnética y nuclear;
4. El valor exacto de la fuerza nuclear fuerte previno el desastre diprotón e hizo posible el inicio de la fusión nuclear en las estrellas;
5. La existencia de un estado ‘excitado’ de carbono permitió la resonancia nuclear en la fusión de berilio y helio, y la consecuente producción de carbono; y la falta de resonancia nuclear en la fusión de carbono y helio, permitió que no todo el carbono se transformara en oxígeno;
6. La relación exacta entre la constante de acoplamiento gravitacional αG, la constante de acoplamiento electromagnético α y la relación de masas β, permitió que hayan surgido sistemas solares con planetas;
7. El hecho de que el Universo tiene tres dimensiones espaciales permitió la existencia de órbitas planetarias estables;
8. La relación relativa de las masas del neutrón, protón y electrón, y la relación de fuerzas relativa de la fuerza nuclear fuerte, nuclear débil y electromagnética permitieron la existencia de átomos estables y moléculas complejas;
9. El valor inicial de la cantidad de materia-energía y la inmensidad del Universo permitieron que la coincidencia altamente improbable de un conjunto de circunstancias especiales, necesarias para que emerja vida compleja en algún sistema solar, se diera por lo menos una vez.

Lo que proponen los autores[3] que endorsan el argumento del ajuste fino no es la existencia de estos fenómenos, sino la interpretación de que estos provienen de una acción inteligente, que ha ajustado esos valores para la creación de un universo tal y como lo conocemos (incluyendo, por supuesto, al ser humano, es decir, a nosotros mismos como parte del universo). En otras palabras, el rango de valores de las constantes anteriores para los cuales la vida en el universo es posible es tan pequeño que la probabilidad de que nuestro universo apareciera a causa del azar es tan pequeña que deberíamos buscar una explicación supernatural a su origen (es decir, una causa inteligente).

Veamos ahora un desarrollo histórico del concepto del argumento del diseño-principio antrópico-ajuste fino (ya dijimos que eran manifestaciones del mismo fenómeno) con sus principales autores a favor y en contra[4].

El argumento apareció primero en su forma teológica, como argumento a favor de la existencia de un creador, y ya en el siglo XVIII el teólogo William Paley lo exponía en su Teología Natural. Ante esto, el primero en criticar el argumento del diseño fue el filósofo David Hume, donde expone que el argumento del diseño es solo una analogía, y que una analogía no puede ser una guía adecuada para formular una hipótesis pero no es un criterio válido de prueba o verificación. Más adelante, Richard Dawkins en El relojero ciego expone que aunque la explicación de Hume era lógicamente impecable, necesitábamos de El origen de las especies de Darwin para, dado que habíamos encontrado el mecanismo por el cual la Naturaleza diseñaba naturalmente los seres vivos, pudiéramos descartar definitivamente el argumento del diseño de la biología.

Cerrado ya el tema biológico, el argumento pasó a la física, donde a principios del siglo XX distintos físicos reflexionaban sobre el ajuste fino de diferentes constantes naturales para la posible existencia de la vida, y la hospitalidad del universo para albergar vida.

En los años cincuenta, los filósofos empezaron a hablar del Principio Antrópico Débil, definido formalmente por Barrow y Tipler ya en la década de los ochenta. En 1974 Brandon Carter fue más lejos e introdujo el Principio Antrópico Fuerte. Ambos principios fueron descartados por el análisis probabilístico de Ikeda y Jeffrys que veremos en posteriores secciones.

Aun así, nos encontramos en prácticamente la misma situación que con el desarrollo de Hume. Aunque lógicamente ya se han descartado el principio antrópico y el ajuste fino como falacias, hace falta una teoría en positivo que proponga una buena explicación del ajuste fino de las constantes físicas. Y llegados a este punto, una buena propuesta, aún lejos todavía de ser una verdadera teoría establecida que nos propone una explicación sobre el ajuste fino es el multiverso, que veremos también en secciones posteriores.

En la siguiente entrada veremos el otro argumento usado por los teístas para encontrar a Dios en la cosmología moderna, que no es otro que el de la racionalidad matemática del universo.


 Bibliografía y notas

Auping Birch, J. (2009) Una revisión de las teorías sobre el origen y la evolución del universo, física, metafísica, ciencia ficción y (a)teología en la cosmología antigua y moderna. México D.F., Ed: Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Recuperado el 22-05-2011 de http://www.uia.mx/web/site/tpl-Nivel2.php?menu=mgPublicaciones&seccion=puOrigenuniverso



Weinberg, S. (1999) A Designer Universe? En: New York Review of Books, October 21, 1999. Recuperado el 24-05-2011 de http://www.stephenjaygould.org/ctrl/archive/design/weinberg_designer.html



[1] Weinberg (1999). Una excepción al hecho de aceptar el ajuste fino la representa el físico teórico Steven Weinberg. Podemos ver la explicación de su rechazo a la existencia del ajuste fino en su artículo A Designer Universe?
[2] Auping (2009) p. 476
[3] Estos autores son Colling, González y Richards, Oberhummer y Polkinghorne
[4] Hernández (1999) para una visión ampliada de este desarrollo histórico.

Hernández, P. J. (1999) El argumento del diseño y el principio antrópico. En: El Escéptico, nº 9, verano 2000. Recuperado el 11-05-2011 de http://astronomia.net/cosmologia/antropico.htm.

Oberhummer, H. (2008) Kann das alles Zufall sein - Geheimnisvolles Universum? Salzburg, Ed. Ecowin-Verlag.